Taizé desborda muros de contención en Alsacia
Yo siempre he dicho que para saber lo que es Taizé y vivirlo con intensidad, hay que ir a la colina y pasar un tiempo allí; rectificar es de sabios y, aunque no me considero uno de ellos, hoy puedo decir que estaba equivocado. Parece que llegados a este punto, he de rendirme una vez más a la evidencia de la importancia de compartir la fe para que esta crezca y se enriquezca, y pese a que la "colina" es un espacio privilegiado para que esto ocurra, el Encuentro de Taizé de este año en Estrasburgo y la región de Alsacia ha sido un soplo de aire fresco, en mi vida y por lo que he oído también en la vida de muchas personas. No voy a contar el Encuentro porque creo que no dispongo de tanto tiempo para escribir al estilo de un cronista todo lo que he vivido, pero creo que sí que puedo compartir en unas cuantas líneas el fundamento de lo que ha ocurrido estos días en esta región de Francia.
¿Qué es lo fundamental en un Encuentro de Taizé? Evidentemente, la Comunidad de Taizé pretende poner en el centro de la vida de la región que se visita y en el centro de la vida de los visitantes a Cristo, Lumen Gentium, Cabeza de la única Iglesia que Él fundó; y gracias a Él, ocurre el milagro de la superación de siglos de división en un acontecimiento de singular importancia. Lo que el esfuerzo humano se ha encargado de separar, Cristo es capaz de re-unirlo, como Pastor Bonus que cuida a sus ovejas. Pese a las divisiones, se da una unidad en la oración, mediación fundamental de la esperanza, hermana teologal de la fe y la caridad en su pluriforme unidad en lo que a la relación con Dios se refiere.

Sin embargo, hay algo que también es fundamental en el Encuentro de Taizé: las personas. Para que haya un auténtico encuentro, se tiene que dar una pluralidad de personas (nuestro amigo Perogrullo asoma la cabeza también por estos lares) y es en ellas donde se da el auténtico encuentro. ¿Qué encontramos los que peregrinamos al Encuentro? A primera vista, personas. Sin embargo, estas personas que encontramos nos desbordan, y creo que esta es la idea clave de los Encuentros de Taizé. En todos los testimonios que he escuchado, se ha dado un desbordamiento por parte de alguien de cara a la persona que da testimonio; lo que ha impresionado no han sido edificios, ni tan siquiera hechos: ha impresionado lo que han hecho las personas que han abierto sus casas y sus corazones.
Las personas que han abierto sus casas a los visitantes no han abierto solamente sus edificios. El Papa Francisco decía en el Ángelus del día 22 de diciembre que sin casa no hay familia, y creo que es algo muy cierto. La vida de la familia se fundamenta en la intimidad entre sus miembros; no recuerdo el número de veces que he oído la expresión de "si estas paredes hablaran...". Nuestra casa constituye nuestra intimidad, la intimidad de nuestra vida diaria, que aunque no sea el lugar donde ocurren las cosas que recordamos toda la vida, es donde se desarrolla la cotidianidad de nuestra vida, ese ínfimo momento de nuestra vida que la ocupa casi por completo. Pues bien, estas gentes han abierto las puertas de sus casas de par en par durante 5 días para que desconocidos pudiéramos entrar en ellas. No lo han hecho porque nadie les haya prometido nada, no han dado lo mejor que tienen por algo mejor todavía, sino porque se fían de Aquél que nos precede, del que nos recomienda. Estas personas han hecho del encuentro el regalo que la mayoría hemos encontrado, ofreciendo ni más ni menos que lo que tienen. Por lo general, estas personas han desbordado a sus huéspedes, pues estos no llevábamos más expectativas que el ser acogidos, y todo lo demás que hemos recibido nos ha venido como caído del cielo... A través de ellos, algunos hemos podido ver la acción de Dios, porque ha sido él quien les ha movido, el motivo de su acción. Materialmente, los huéspedes hemos sido algo así como agujeros negros, porque hemos "tragado" todo lo que han puesto a nuestro alcance; no van a recuperar ni la inversión. Sin embargo, no lo han hecho por eso, porque sin duda su acogida ha sido fruto del amor humano, que si por algo se caracteriza es por el reconocimiento del otro por encima de los bienes que podemos poseer; y ese amor humano se ha visto ya desbordado por un amor más grande, el Amor de Cristo, modelo de todo amor.
¿Y los peregrinos? ¿Qué hemos sido? ¿los beneficiarios? En gran parte sí, porque creo que no hay ninguno que no haya recibido nada de nadie en un Encuentro; puede ser que ese algo no haya colmado sus expectativas, pero eso no es problema de la ofrenda sino del que ha de aceptarla. Sin embargo, lo que me ha sorprendido en este Encuentro y en todos es la capacidad de dar que tienen las personas sin saberlo. El testimonio de vida aborda y desborda a quienes lo reciben; no elegimos a aquellos que nos dan testimonio, pero no podemos evitar sentirnos interpelados por ellos, aunque sea en lo más íntimo nuestro. De nosotros depende darnos cuenta, pero si algo he aprendido es que todos tenemos algo que aportar a los demás. A veces, algo que para mí puede no tener ningún valor puede ser para otro un auténtico regalo. Se hace presente la necesidad de hacernos como niños, de asombrarnos, porque si no no podremos recibir todo aquello que los demás nos dan, incluido Dios. Hay quien desde el primer momento te desborda por sus palabras y sus obras, pero hay quien solo te da un motivo para que descubras aquello que te tiene que aportar; hay que estar atentos.
Compartir la fe no es un derecho ni un deber, es una necesidad para que esta se avive como una gran hoguera. Ojalá siempre estemos dispuestos a compartir nuestra fe con los demás para que, si realmente creemos que tenemos algo que ofrecer y creemos que ese algo es bueno, lo demos a los demás sin pensarlo, no desde las grandes cosas, sino desde la cotidianidad de nuestra vida. Creo que esto es un Encuentro de Taizé, o al menos, creo que esto forma parte de lo que un Encuentro de Taizé intenta, o como mínimo esto es lo que he aprendido durante este Encuentro; pero lo importante creo que no es aprenderlo, sino no olvidarlo.
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